
El Champagne más antiguo del mundo
En marzo de 2009, 12 sommeliers profesionales se reunieron en Epernay (una comuna francesa, considerada el corazón del Champagne) para celebrar una cata especial en los viñedos Perrier-Jouët. Como invitado especial, también se hizo presente un juez de los Guinness World Records. ¿Cuál fue el motivo de la reunión?: probar la botella de Champagne más antigua del mundo.
Increíblemente, este vino fue embotellado 10 años después de la Batalla de Waterloo. Jorge IV era rey de Inglaterra, y el último rey de Francia Carlos X, fue coronado en la Catedral de Reims ese mismo año. La botella a degustar resultó ser un champagne Perrier-Jouët de 1825 que fue hallado en excelente estado.
El evento privado se organizó para marcar el lanzamiento de la cosecha inaugural de la casa. Una de las grandes preocupaciones fue a la hora de sacar el corcho: “Me preocupaba que se rompiera porque nunca se reemplazó”, declaró quien estuvo a cargo de la apertura. “La mayor parte de la presión se ha ido, aunque todavía sale un pequeño grupo de burbujas de aire. Es increíble ver cómo este vino espumoso ha vuelto a la vida después de tantos años“.
Finalmente, ¿cuál fue su sabor? Según el jefe de bodega: “Aunque un poco espumoso, es muy fresco, muy colorido, como uno de los grandes Chablis, lleno de aroma. Con un toque de chocolate blanco y trufado“.
Los sommeliers estuvieron de acuerdo en que el Champagne de 184 años, sabía mejor que sus pares más jóvenes. Uno resaltó el sabor a “trufas y caramelo”, otro destacó “champiñones, madera y un poco de miel”. También estuvieron de acuerdo en que era un espumoso con mucho carácter (no todos los vinos se oxidan con el tiempo) y que conservaba algo de dulzura, lo que no sorprende dado que los vinos eran mucho más dulces entonces de lo que son hoy en día.
De hecho, se cree que este es el secreto que guarda; el haber estado casi 2 siglos sometido a una presión especial en el mar.
Por último, elogiaron su “sabor a higo, adictivo”, por lo que, se consideró superior a otras 3 añadas conocidas de gran antigüedad, que datan de 1846, 1848 y 1874. Luego de concluido el evento, resaltaron: “Imagínese si se vendiera, costaría cientos de libras por trago“.